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Trastorno de identidad disociativo

Trastorno de identidad disociativo

¿Qué es el trastorno disociativo de identidad?

Por trastorno de identidad disociativo (TID), conocido anteriormente como desorden de personalidad múltiple (DPM), se entiende cualquier enfermedad mental que provoque una desconexión entre identidad, pensamientos, recuerdos, sentimientos o acciones. Los pacientes que padecen este tipo de trastornos se caracterizan por experimentar una fuga de la realidad, de forma involuntaria y peligrosa, que les impide seguir con su vida diaria.
Normalmente, las personas que lo padecen se enfrentan a dos o más personalidades distintas de manera patente, sin confundirse con un sencillo cambio de rasgo o simples alteraciones en el estado de ánimo. De manera general, los trastornos disociativos pueden surgir como respuesta a un trauma o como forma de huir de un recuerdo doloroso, por ejemplo. Aunque las distintas personalidades del sujeto pueden manifestarse en cualquier momento, los períodos de gran estrés o que presenten una conexión directa con su causa (desencadenante), suelen empeorar los síntomas, haciendo surgir brotes disociativos muy evidentes.
A menudo, estas personalidades -conocidas también como alters– son muy distintas y cuentan con una identidad original formada por otro nombre, distinto carácter y comportamiento, género, memoria, tono de voz, vocabulario, etc. Es muy común que la personalidad primaria o huésped no sea consciente de las demás personalidades.
El enfoque terapéutico podría incluir desde diferentes tipos de terapia, como un programa de atención integral en salud mental, hasta el uso controlado de medicación o ingresos especializados.

Primer caso de trastorno de identidad disociativo

El primer caso de trastorno de identidad disociativo, entonces identificado como ‘personalidad múltiple’, fue detectado y diagnosticado en 1971 por el médico alemán Eberhardt Gmelin. Este médico descubrió el caso al tratar una paciente alemana que cambiaba de hablar en francés a alemán con acento francés, sin ser consciente de ello. En este cuadro clínico, había una relación entre las dos personalidades, puesto que la personalidad secundaria conocía a su huésped y compartía sus recuerdos, pero la identidad huésped no tenía conocimiento de la personalidad secundaria.

Trastorno de identidad disociativo: posibles causas

Aunque las causas exactas del trastorno de identidad disociativo todavía son fuente de estudio, los especialistas están de acuerdo en vincular este trastorno a diferentes tipos de abusos así como maltratos físicos sufridos principalmente durante la infancia. También podría estar relacionado a un entorno doméstico muy inestable o amenazador. Otros tipos de experiencias que podrían ser causantes de lo que antes se conocía como ‘trastorno de personalidad múltiple’ o ‘desorden de personalidad múltiple (DPM)’ entre otras, son el estrés postraumático.
Esta enfermedad mental tiene más posibilidades de manifestarse en la infancia puesto que es el período de formación de la identidad personal. Por eso, en comparación con los adultos, los niños tienen mayor capacidad de apartarse de un trauma para intentar protegerse y vivirlo desde otra perspectiva, como si estuviese ocurriendo con otra persona. Al convertirse en adulto, un niño que ha empleado este mecanismo de protección para evitar sufrir las consecuencias de una situación estresante tiene muchas probabilidades de acudir nuevamente a esta «estrategia» a la hora de afrontar situaciones estresantes de su vida.

Síntomas del trastorno de identidad disociativo

Los síntomas del trastorno de identidad disociativo pueden variar según el paciente y sus condiciones. Por lo general, estas son las señales más comunes.

Amnesia disociativa

La pérdida de memoria es, a menudo, un síntoma asociado a este tipo de trastorno. En estos lapsos de períodos de tiempo determinados, el paciente puede olvidar información relevante como datos personales, personas o sucesos importantes. También es muy normal olvidarse de una situación traumática, como forma de sobrevivir como si determinadas circunstancias no hubiesen existido.
En este tipo de amnesia, las lagunas de memoria pueden comprender desde solo algunos minutos hasta años de la vida. En ocasiones, aunque no se recuerde de forma consciente la información, esta sigue influyendo en el comportamiento de la persona. Por ejemplo, una persona sometida a agresiones en un bosque puede ser reacia a entrar en uno, aunque no recuerde los detalles de dicho ataque.

Fragmentación de la personalidad

Por fragmentación de la personalidad podemos entender el hecho de experimentar dos o más personalidades distintas, con diferentes percepciones acerca de identidades distintas. Este síntoma lleva a confusión y un cambio importante en la autopercepción, ya que la persona no se reconoce en determinadas decisiones, situaciones, etc., separándose de sus emociones y de sí mismo.

Desconexión de uno mismo/del entorno o trastorno de despersonalización/desrealización

Este síntoma o trastorno se identifica por una sensación repetitiva y permanente de separación del propio cuerpo o de sus procesos mentales. En esta situación, la persona se convierte en una especie de observador de su propia vida, viviéndola desde una perspectiva exterior y totalmente desconectada del entorno que le rodea (personas, sentimientos, objetos, etc.). En líneas generales, se experimenta una percepción irreal de las situaciones, lo que puede llevar a ignorar las consecuencias de los actos como hacerse daño o lastimar a los demás.

Estrés agudo

Padecer estrés de forma constante e intensa, con incapacidad para afrontarlo, tanto desde la perspectiva personal como laboral, podría ser uno de los síntomas asociados al trastorno de identidad disociativo. En este sentido, es importante acudir a un profesional para que realice un diagnóstico integral de la situación, ya que el estrés puede estar vinculado también a otros tipos de trastornos psicológicos.

Cómo actúa una persona con doble personalidad: otros síntomas

La depresión, el uso abusivo de sustancias nocivas a la salud, los trastornos relacionados con la alimentación o los trastornos obsesivos compulsivos a menudo son síntomas relacionados con los trastornos de identidad disociativos. En muchas ocasiones, las personas que padecen trastorno de identidad disociativo son propensas a autolesionarse o presentan un comportamiento suicida.
En algunos casos, también pueden padecer algún tipo de disfunción sexual, además de escuchar voces de otras identidades (lo que podría confundirse con esquizofrenia). También pueden experimentar la sensación de que otras personas quieren realizar acciones desde su cuerpo, como si alguien quisiera comer utilizando su boca, por ejemplo. En el caso de los brotes esquizofrénicos, esta sensación se asocia a una fuente externa, no relacionada con uno mismo.

¡Importante! En la mayoría de los casos las personas que sufren estos síntomas intentan ocultarlos o restarle importancia

Pruebas médicas para el diagnóstico del trastorno disociativo

El diagnóstico del trastorno disociativo es la combinación de diferentes pruebas médicas, tanto físicas como psíquicas, con el objetivo de identificar la fuente de los síntomas y proporcionar un diagnóstico eficaz de esta patología. Estos son algunos de los criterios diagnósticos empleados para determinar la enfermedad.

Examen físico

Consiste en averiguar las posibles lesiones o afecciones físicas que pudiesen ocasionar problemas psicológicos o síntomas similares a estos. Pueden ser, por ejemplo, lesiones en la cabeza, alteraciones detectadas en pruebas clínicas como las de sangre, etc. El examen físico también incluye preguntas exhaustivas sobre los síntomas y antecedentes personales con el fin de averiguar señales que puedan relacionarse con el trastorno de identidad disociativo. No obstante, el examen físico por sí solo no es suficiente para el diagnóstico, por lo que los profesionales suelen combinarlos con otros tipos de análisis como los que describimos a continuación.

Examen psiquiátrico

En esta prueba, el profesional especializado en salud mental se centra en la realización de preguntas sobre los pensamientos, sentimientos y comportamiento del paciente. También explica los síntomas más comunes de la patología y, si familiares o personas cercanas han aportado información sobre la condición experimentada, también puede valorar si compartirla con el paciente, siempre que este demuestre su consentimiento.

Criterios de diagnóstico en el DSM-5

Para asegurar la diagnosis, el especialista puede utilizar los parámetros de comparación de los síntomas según los criterios de diagnóstico del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mental, conocido por sus siglas en inglés, DSM-5. En esta obra de referencia para el diagnóstico psiquiátrico, publicada por la American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría), se encuentran los síntomas que hemos citado anteriormente: amnesia disociativa, fragmentación de la personalidad, desconexión de uno mismo/del entorno o trastorno de personalización/desrealización y estrés agudo.

¿Cómo tratar a un paciente con trastorno disociativo?

Tratamiento de un paciente con trastorno disociativo

No existen pautas únicas y concretas para el tratamiento del trastorno de identidad disociativo. Es el especialista en psicología o psiquiatría el que se encarga de valorar la situación y decidir el método más efectivo para cada paciente.

Psicoterapia

Es uno de los tratamientos más empleados para los trastornos disociativos, puesto que ayuda a calmar los principales síntomas asociados a esta patología. Conocida también como ‘terapia conversacional o asesoramiento psicológico‘, este tipo de tratamiento consiste básicamente en hablar sobre el trastorno y los problemas generados por este con un profesional especializado en salud mental.
En las diferentes sesiones de psicoterapia, el terapeuta busca ayudar al paciente tanto en el entendimiento de la situación como en la aceptación de los factores desencadenantes de los cambios de personalidad. Normalmente, este tratamiento es largo, complejo y puede resultar emocionalmente doloroso puesto que el paciente se enfrenta a las situaciones traumáticas que ocasionan los cambios de personalidad. En ocasiones, las sesiones de terapia necesitan ser combinadas con períodos de hospitalización psiquiátrica en los que el paciente cuenta con apoyo profesional especializado.

Los principales objetivos de la psicoterapia en el tratamiento de los TID son proporcionar al paciente estrategias para afrontar los cambios emocionales y la desestabilización que suelen ocasionar; superar las experiencias traumáticas desencadenantes de los cambios de personalidad; proteger al paciente además de ayudar en el tratamiento de los demás síntomas relacionados con el trastorno (depresión, ansiedad, etc.).

Medicamentos

No existen medicamentos específicos para el tratamiento de los TID, pero los profesionales suelen pautar la utilización de fármacos que ayudan a controlar los síntomas asociados a la depresión, ansiedad, abuso de sustancias o el comportamiento impulsivo. Es importante que estos medicamentos estén pautados únicamente por profesionales especializados y que su utilización se haga siempre bajo control médico. Por este motivo, a menudo el tratamiento psicofarmacológico (medicación psiquiátrica) puede ser combinado con internaciones psiquiátricas, principalmente al principio de la intervención clínica. El objetivo es proporcionar un apoyo constante al paciente y controlar los posibles efectos adversos de la medicación.

Otras terapias

Existen otros tipos de terapias complementares que pueden ser utilizadas en el tratamiento de los trastornos de identidad disociativa, siempre bajo la indicación y monitorización profesional.
Algunos profesionales también recomiendan complementar el tratamiento con terapias o actividades centradas en técnicas de relajación, respiración y consciencia corporal, como yoga, mindfulness, arteterapia, musicoterapia o fitness, entre otras. Estas actividades podrían ser eficaces para algunos pacientes a la hora de ayudarles a controlar el estrés y conectar con ciertos aspectos de su mente.

Seguimiento

Cuando el paciente obtiene el alta del tratamiento del TID, es fundamental contar con un programa de seguimiento para mantener una evaluación continua de la situación y prevenir las recaídas. El profesional médico tratará de establecer tanto la periodicidad como las pautas necesarias para asegurar un seguimiento eficaz.

Pronóstico

Existen tratamientos para los trastornos disociativos de identidad, pero es necesario realizar un buen diagnóstico para afrontarlo de manera adecuada. La sintomatología y sus efectos cambian según las características del trastorno y las peculiaridades de cada paciente. En la mayoría de los casos, los pacientes presentan una recuperación positiva de los síntomas postraumáticos, aunque en algunas personas el TID puede asociarse también a cuadros depresivos o de ansiedad y, en otros casos, puede conllevar a cuadros psiquiátricos graves, que desencadenan otros trastornos como alimenticios, abusos de sustancias, tendencias suicidas, etc. que prolongan el tratamiento.
La recuperación total o parcial depende de las características de cada cuadro clínico, así como de la duración y de la calidad del tratamiento que, en algunos casos, puede requerir internación psiquiátrica o incluso terapia intensiva. Por estas razones, el éxito de la recuperación es variable, lo que resalta todavía más la importancia de contar con un diagnóstico eficaz, así como un tratamiento totalmente personalizado.

Cómo ayudar a una persona con trastorno disociativo

A menudo, las personas cercanas al paciente con trastorno disociativo de identidad, también conocido como desorden de personalidad múltiple (DPM) no comprenden sus diferentes cambios de personalidad. En estos casos, es importante destacar que no son sencillas alteraciones de humor, sino que son comportamientos más serios y duraderos en el tiempo. Por ello, lo más importante es buscar un diagnóstico cuanto antes e informarse sobre todos los aspectos del TID.
El hecho de que el paciente esté diagnosticado y en tratamiento no conlleva la desaparición de los síntomas de forma inmediata y, en algunos casos, es necesario aprender a convivir con las diferentes alteraciones de personalidad del familiar o persona cercana. En estos casos, es importante evitar los conflictos y mantener la calma frente a los cuadros disociativos.
En el día a día, también puede ayudar acompañar al paciente en actividades en las que se sienta a gusto, además de ayudarle, en la medida de lo posible, a organizarse con cuestiones prácticas como apuntar en un calendario sus citas, mantener sus posesiones importantes (como documentos, teléfono, etc.) bajo control, así como contraseñas, etc.
En ocasiones, el TID puede ocasionar comportamientos destructivos. Es fundamental prestar atención en estas alteraciones de conducta y contactar inmediatamente con los profesionales encargados del tratamiento o incluso con la policía, si la conducta puede significar un riesgo inminente para el paciente. Algunas clínicas cuentan con atención de enfermería especializada en salud mental 24 horas, a la que los familiares (o el paciente) pueden acudir en casos de urgencia.
Muchos de los tratamientos incluyen sesiones de terapia familiar. En este caso, es importante asistir tanto para apoyar al paciente como para aprender a afrontar el estrés y la angustia que puede suponer la convivencia con la persona afectada.

Importante: Los síntomas del trastorno de identidad disociativo pueden aparecer y desaparecer de forma espontánea, pero la patología no se resuelve por sí sola, por lo que la ayuda especializada es fundamental en todas las fases de la patología.

¿Qué especialistas tratan el trastorno disociativo en la clínica psiquiátrica Pérez-Espinosa?

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