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Las Drogas y la Salud Mental

Las Drogas y la Salud Mental

El cannabis (marihuana y hachis) es la droga ilegal más consumida entre los menores de 15 a 17 años. La última encuesta sobre el Plan Nacional de Alcohol y Drogas confirma la preocupación por el aumento significativo del consumo de marihuana y hachis, especialmente en este segmento de la población.

El peligro de los porros es, precisamente, que no se considera peligrosa. Al ser considerada como «droga blanda«, en relación a las «drogas duras«, se ve como algo más tolerable. A pesar de que hay autores que aún sostienen esta diferencia, en la actualidad cada vez se tiene más conciencia de la peligrosidad de todas las drogas, sin distinción.

Respecto a este problema, hay dos tipos de padres: los que no tienen constancia y no saben que su hijo/a consume porros, y los tolerantes que saben del consumo pero no les dan mayor importancia, frecuentemente por haberlos consumido previamente en su juventud.

El consumo frecuente de estas drogas generan una serie de daños importantes, a nivel psicológico y físico, produciendo un desequilibrio emocional que desemboca frecuentemente a la abulia y la desgana, el conocido como «síndrome motivacional«.

La prevención es fundamental: los deportes en grupo, las relaciones familiares sanas y cercanas, con actividades que mantengan la comunicación entre los miembros de la familia, como comer o pasear juntos, son muy convenientes para prevenir el consumo excesivo de cualquier tóxico, pero especialmente adecuadas en estos casos.

Uno de los peores efectos del consumo de cannabis es el descenso en el CI (Cociente Intelectual), en las capacidades mentales de los consumidores habituales a largo plazo, debido a sus efectos sobre la atención, la memoria y otras funciones cerebrales. En los casos más graves, con predisposición genética para ello, hay una correlación importante con el desarrollo de psicosis esquizofrénicas.

En definitiva, estas drogas tienen poco de «blandas«: son peligrosas, generan adicción, abren la puerta a otras drogas y alteran la personalidad y las funciones cognitivas. No debemos justificar nunca su uso, en ningún caso.

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