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Trastorno límite de personalidad: ¿Por qué se diagnóstica cada vez más?

Trastorno límite de personalidad: ¿Por qué se diagnóstica cada vez más?

El Trastorno Límite de la Personalidad, o TLP, es un trastorno mental que se caracteriza por una inestabilidad emocional extrema, los pacientes no disponen de la resiliencia necesaria para responder de forma normal, adaptativa, a cualquier frustración o problema manifestado en su vida emocional. También se altera la percepción de uno mismo, y provoca un sentimiento de vacío que lleva en muchas ocasiones a comportamientos autolíticos, en los que las personas que sufren estos trastornos se hacen daño a sí mismas.

En torno al 4% de la población sufre TLP, no estando muy claro si afecta más al género femenino, ya que influyen sesgos culturales, la expresión de las emociones, etc.

Es un trastorno conocido desde hace tiempo por la comunidad científica, nombrado en 1980 como trastorno «borderline«. Es grave y se caracteriza por un patrón de inestabilidad, con una dificultad para controlar las emociones y los impulsos, incurriendo frecuentemente en conductas de alto riesgo.

El trastorno pertenece al «Grupo B» de los trastornos de personalidad. Tiene sus raíces en la infancia y adolescencia, edades en las que quienes lo sufren empiezan a tener la sensación de «no encajar» en su grupo de amistades. En ocasiones prefieren estar solos, como consecuencia de una alta reactividad emocional ante pequeños cambios en los factores externos. Se sienten vulnerables y perdidos, lo que les genera enorme sufrimiento.

Las causas tienen que ver con una predisposición causada por factores neurobiológicos y genéticos, con casos cercanos en la familia con bastante frecuencia. Además influyen los factores sociales y ambientales, ya que suelen ser la «chispa» que enciende la predisposición biológica. Los ambientes familiares conflictivos, el abandono, la separación de los padres, los abusos o el acoso escolar o laboral, influyen hasta el punto de que el 80% de los pacientes con TLP manifiestan haber sufrido estas situaciones en alguna ocasión.

Claves para ayudar a diagnosticar el TLP

Las conductas de riesgo en las que se involucran son muy variadas: abuso de sustancias, sexo de riesgo, abandono del hogar, o trastornos de la conducta alimentaria. Como consecuencia, estos pacientes suelen sufrir también los efectos físicos adversos que conllevan estas conductas (enfermedades de transmisión sexual, anemias, etc). Las auto-lesiones son una de las manifestaciones más frecuentes: más del 50% de los pacientes ingresados tras actos autolíticos corresponden a pacientes diagnosticados con Trastorno Límite de Personalidad.

Las formas más frecuentes de comportamientos autolíticos son los cortes, en brazos, muslos o abdomen. También se dan las quemaduras, con colillas o agua caliente. Es muy doloroso para la familia enfrentarse a estos temas, pero es esencial estar atentos a estas señales, así como a los factores sociales (bullying, ciberacoso, etc) que pudieran actuar como detonantes de estos comportamientos autolesivos.

Cómo se diagnostica el TLP

Para detectar este trastorno de forma temprana, desde el entorno familiar tenemos que estar vigilantes ante cualquiera de estas conductas, consultar cuanto antes con un especialista para intentar prevenir en lo posible sus peores consecuencias.

Teresa Pérez-Espinosa
Médico psiquiatra
Directora GRUPO PEREZ-ESPINOSA

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