El Trastorno Límite de la Personalidad, o TLP, es un trastorno mental famoso por la película «Inocencia interrumpida» con la que Angelina Jolie ganó un Óscar.
En torno al 4% de la población sufre TLP, no estando muy claro si afecta más al género femenino, ya que influyen sesgos culturales, la expresión de las emociones, etc.
Es un trastorno conocido desde hace tiempo por la comunidad científica, nombrado en 1980 como trastorno «borderline«. Es grave y se caracteriza por un patrón de inestabilidad, con una dificultad para controlar las emociones y los impulsos, incurriendo frecuentemente en conductas de alto riesgo.
El trastorno pertenece al «Grupo B» de los trastornos de personalidad. Tiene sus raíces en la infancia y adolescencia, edades en las que quienes lo sufren empiezan a tener la sensación de «no encajar» en su grupo de amistades. En ocasiones prefieren estar solos, como consecuencia de una alta reactividad emocional ante pequeños cambios en los factores externos. Se sienten vulnerables y perdidos, lo que les genera enorme sufrimiento.
Las causas tienen que ver con una predisposición causada por factores neurobiológicos y genéticos, con casos cercanos en la familia con bastante frecuencia. Además influyen los factores sociales y ambientales, ya que suelen ser la «chispa» que enciende la predisposición biológica. Los ambientes familiares conflictivos, el abandono, la separación de los padres, los abusos o el acoso escolar o laboral, influyen hasta el punto de que el 80% de los pacientes con TLP manifiestan haber sufrido estas situaciones en alguna ocasión.
Las conductas de riesgo en las que se involucran son muy variadas: abuso de sustancias, sexo de riesgo, abandono del hogar, o trastornos de la conducta alimentaria. Como consecuencia, estos pacientes suelen sufrir también los efectos físicos adversos que conllevan estas conductas (enfermedades de transmisión sexual, anemias, etc). Las auto-lesiones son una de las manifestaciones más frecuentes: más del 50% de los pacientes ingresados tras actos autolíticos corresponden a pacientes diagnosticados con Trastorno Límite de Personalidad.
Para detectar este trastorno de forma temprana, desde el entorno familiar tenemos que estar vigilantes ante cualquiera de estas conductas, consultar cuanto antes con un especialista para intentar prevenir en lo posible sus peores consecuencias.