Solemos asociar las adicciones con las sustancias, pero en realidad son enfermedades físicas y psicoemocionales. Como enfermedad, se va creando una dependencia a consumir una sustancia o a realizar una conducta que, a su vez, genera trastornos físicos y mentales. De ahí que cuando hablamos de enfermedades mentales por drogas o alcohol, debemos abordar la cuestión desde el punto de vista de la interrelación entre trastornos de Salud Mental, consumo de sustancias, y adicciones.
Escuchamos a Teresa Pérez-Espinosa, Médico Psiquiatra de la Clínica de Salud Mental Pérez-Espinosa.
¿Qué son las adicciones?
Una adicción hace referencia a la dependencia física o psicológica de una persona, en el caso que nos ocupa a una sustancia (aunque puede ser también a una actividad o un comportamiento: juego, compras, sexo, etc). Las adicciones a sustancias a menudo se asocian con la pérdida de control sobre su consumo, y pueden tener graves consecuencias para la salud física, mental, emocional, social y económica de la persona que las consume, desarrollando incluso enfermedades mentales a causa de las drogas.
El problema con algunas de estas adicciones es que son generalmente aceptadas -e incluso promovidas- en la sociedad actual: por ejemplo, es frecuente celebrar cualquier evento social con alcohol, realizando a menudo un consumo en exceso. Por estos motivos, tenemos que ser especialmente responsables con los más jóvenes para concienciarles de los peligros del consumo de drogas, sobre todo aquellas más aceptadas como el alcohol, y evitar que caigan en adicciones, además de otras patologías y problemas derivados del consumo (accidentes, peleas, conductas impulsivas..).
Trastornos por consumo de sustancias
Existen casos en los que las personas que consumen algún tipo de sustancia estupefaciente experimentan un diagnóstico dual, que implica enfrentar tanto un problema de consumo de sustancias como un trastorno de Salud Mental. Es un hecho: hay drogas que favorecen la aparición de trastornos mentales.
El abuso de alcohol genera ansiedad, y son conocidos los efectos mentales de la cocaína; así mismo, el consumo de alcohol u otras drogas pueden derivar en enfermedades mentales como la depresión, además de trastorno bipolar, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático (TEPT)… También existe un riesgo de desarrollar esquizofrenia por drogas, especialmente por consumo de cannabis, cocaína o LSD. Si tenemos en cuenta las estadísticas sobre consumo de drogas en España en 2022, estamos ante un gran problema social y de Salud Mental que afecta a buena parte de la población.
Las adicciones a estas sustancias también generan en algunos casos graves problemas económicos (pensemos en la adicción al juego online, o a la pérdida del trabajo por alcoholismo), que empeoran a su vez el equilibrio emocional de quien sufre el trastorno. El consumo de cannabis, por ejemplo, causa alteraciones de la memoria, de la atención y el aprendizaje, generando un cuadro llamado “amotivacional”: la pérdida del interés por las actividades cotidianas. Se ha observado una relación entre el consumo habitual de cannabis y la psicosis y esquizofrenia. Es decir, la asociación entre el consumo de drogas y las enfermedades mentales, además de ser frecuente, es altamente desaconsejable para nuestra Salud Mental.
Para lograr una recuperación completa de los pacientes con un diagnóstico dual, es esencial abordar ambos aspectos del problema. Lo cierto es que no existe una secuencia fija en la aparición de estos problemas: en algunos casos, un trastorno de Salud Mental puede preceder al consumo de sustancias, ya que la persona busca aliviar sus síntomas a través del alcohol o las drogas; pero un problema de consumo de sustancias también puede manifestarse con síntomas de Salud Mental como depresión, ansiedad, irritabilidad…
El alcoholismo y las drogas
En general, todos tenemos claro que el alcohol es una droga. Su consumo provoca episodios agudos de alteraciones de la conciencia (desinhibición, mayor confianza, ausencia de memoria…) y psicomotrices (inestabilidad, problemas de coordinación..) si el consumo es abusivo en un breve espacio de tiempo puede provocar episodios más severos como los peligrosísimos comas etílicos.
Al igual que puede suceder con el consumo de otras drogas como la metanfetamina, el alcohol también produce crisis de agitación psicomotriz que desembocan frecuentemente en peleas y agresiones, que provocan grandes problemas sociales. Por no hablar del efecto que tiene el exceso de alcohol sobre la conducción y los accidentes de tráfico, con miles de accidentes cada año.
El consumo mantenido puede generar dependencia física y emocional al alcohol. El alcohol genera un daño acumulativo sobre el hígado, páncreas, estómago, esófago y especialmente sobre el cerebro, siendo precursor de otras enfermedades mentales y neurológicas. No es fácil dejar este hábito solos, ante una dependencia, la ausencia de consumo de la sustancia provoca síndrome de abstinencia (malestar, temblores, sudoración, síntomas gastrointestinales). El alcoholismo tiene tratamiento, ante un problema relacionado con el alcohol, ya sea propio o en un ser querido, hay que consultar a los especialistas, porque pueden ponerle solución a un trastorno que genera tanto sufrimiento.
En definitiva, el consumo de esta droga aceptada por la sociedad no solo puede causar enfermedades mentales de gran trascendencia, sino que en el día a día fomenta el desarrollo de alteraciones cerebrales con posibles consecuencias fatales tanto para quien consume como para las personas que están a su alrededor.
Alcoholismo y enfermedad mental
Es necesario abordar el problema del alcoholismo por sí solo, debido a la generalización de su consumo en nuestra sociedad como droga no sólo aceptada socialmente, sino a menudo asociada erróneamente a la socialización misma. En lo que se refiere al alcoholismo y las enfermedades mentales por consumir drogas, a menudo están estrechamente relacionados y pueden influirse mutuamente de varias maneras:
- Automedicación: las personas con trastornos de salud mental pueden recurrir al alcohol como una forma de automedicación, intentando aliviar los síntomas de la ansiedad, la depresión u otros trastornos psicológicos.
- Vulnerabilidad genética: existe cierta predisposición genética en algunas personas que las hace más propensas a desarrollar tanto trastornos de Salud Mental como problemas de abuso de sustancias, incluido el alcoholismo.
- Impacto en la química cerebral: el abuso de alcohol altera los niveles de neurotransmisores en el cerebro, lo que puede agravar los trastornos de Salud Mental preexistentes, o incluso desencadenar su aparición.
- Deterioro del funcionamiento cognitivo y emocional: el alcoholismo puede dañar las funciones cognitivas y emocionales del individuo, lo que dificulta aún más el tratamiento de los trastornos mentales.
- Dificultades de diagnóstico: los síntomas del abuso de alcohol y los trastornos de Salud Mental pueden superponerse o confundirse, lo que dificulta el diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo.
- Ciclo de autodestrucción: el abuso crónico de alcohol puede generar un ciclo de autodestrucción, agudizando y perpetuando los problemas de Salud Mental y el consumo excesivo de alcohol.
- Aislamiento social: tanto el alcoholismo como los trastornos mentales pueden llevar al aislamiento social, lo que puede empeorar la situación y dificultar la búsqueda de ayuda y apoyo.
- Mayor riesgo de suicidio: debemos tener presente que las personas que sufren tanto de alcoholismo como de patología dual (adicción y otra enfermedad mental), tienen un mayor riesgo de autolesión o suicidio.
Dada esta compleja relación entre alcoholismo y trastornos mentales, resulta crucial abordar ambos factores de forma simultánea durante el proceso de tratamiento y rehabilitación, apostando por un enfoque integral que combine terapias específicas para cada problema.
¿Cómo tratar los problemas de salud mental por consumo de sustancias?
Como hemos dicho al hablar del alcoholismo, resulta clave abordar simultáneamente los problemas de Salud Mental y el consumo de sustancias. Ignorar uno de los problemas puede agravar el otro, y reducir la efectividad del tratamiento; al mismo tiempo, al abordar ambos aspectos de la problemática se aumenta significativamente la probabilidad de una recuperación completa, y se disminuye el riesgo de recaída.
El primer paso generalmente implica someterse a un proceso de desintoxicación y deshabituación alcohólica. Durante este período es posible que se sufran síntomas de abstinencia, por lo que es un proceso que debe llevarse a cabo bajo supervisión médica. En casos más severos, puede ser necesario recibir tratamiento en un centro especializado u otro tipo de instalación.
Una vez finalizada esta fase del tratamiento, se inicia la terapia psicológica y, en algunos casos, se prescribe medicación, siendo recomendable la participación de los pacientes en sesiones tanto individuales como grupales para abordar ambos problemas, mientras se les orienta y se les guía sobre hábitos diarios, de consumo y de alimentación más saludables.
Ante todo, es importante tomar conciencia del problema, pedir ayuda profesional, y -lo más importante- dejarse ayudar. Hoy, mejor que mañana. Clínica Pérez-Espinosa es un Centro de Salud Mental y una Clínica Psiquiátrica con más de 30 años de experiencia, situado en un entorno único rodeado de naturaleza y tranquilidad, ideal para pacientes que necesitan abordar trastornos y enfermedades mentales por drogas o alcohol: para ello, contamos con un completo Programa de Desintoxicación y Deshabituación Alcohólica en Asturias. Contacta con nosotros: podemos ayudarte.