Solemos asociar las adicciones con las sustancias, pero en realidad son enfermedades físicas y psicoemocionales. Como enfermedad, se va creando una dependencia a consumir una sustancia o a realizar una conducta.
Las adicciones más comunes son a sustancias, entre ellas la nicotina, el alcohol y las drogas (cannabis, cocaína, heroína, etc). Pero también existen adicciones conductuales, que no se relacionan con sustancias químicas externas sino que se expresan en la necesidad de realizar una conducta determinada (las ludopatías, las compras compulsivas, al sexo, etc).
El problema en algunas de estas adicciones es que son socialmente aceptadas, si no promovidas, por la sociedad actual. Por ejemplo, todos celebramos cualquier situación social con alcohol, por lo que tenemos que ser especialmente responsables con los más jóvenes para concienciarles de los peligros de los excesos en su consumo. Las Administraciones Públicas tienen el deber de prevenir y regular las actividades que puedan agravar estas adicciones en las personas más vulnerables.
Las adicciones causan trastornos emocionales de ansiedad, depresión y aislamiento. En algunos casos también generan desastres económicos (pensemos en la adicción al juego online o a la pérdida del trabajo por alcoholismo), que empeoran a su vez el equilibrio emocional de la persona que sufre el trastorno. El consumo de cannabis, por ejemplo, causa alteraciones de la memoria, de la atención y el aprendizaje, generando un cuadro llamado «amotivacional«: la pérdida del interés por las actividades cotidianas. Se ha observado una relación entre el consumo habitual de cannabis y la psicosis y esquizofrenia en personas genéticamente predispuestas a ello.
En el caso de las adicciones a sustancias, los padres deben educar para el ocio, dando ejemplo. Es imprescindible cambiar los malos hábitos y evitar los elementos externos asociados al consumo: los lugares, los grupos y situaciones que incitaban esos comportamientos que nos hacen caer en los excesos y la adicción.
Es importante valorar la adicción como lo que es: una enfermedad. Por lo tanto, hay que tomar conciencia de ella, pedir ayuda profesional y, sobre todo, dejarse ayudar. Hoy mejor que mañana.