Es indudable que las situaciones de desempleo generan muchos problemas de Salud Mental, desprendiéndose incluso de la propia definición de Salud Mental («el bienestar cognitivo, conductual y emocional que garantice la participación laboral«).
La red de apoyo social es más importante que nunca en estos casos. Necesitamos estar mejor «armados» en el aspecto de la Salud Mental para afrontar la situación de la búsqueda de empleo, que es «un trabajo en sí mismo». Evitar el abuso de sustancias tóxicas y conductas adictivas es básico para el éxito en esta actividad.
La pérdida del trabajo no sólo es un daño económico, es una pérdida de la propia identidad, puesto que la sociedad tiende a definir a las personas por lo que hacen, en lugar de por lo que son. Sin embargo, en esta época de pérdida masiva de empleos por regulaciones y descenso de actividad, en la mayoría de situaciones no tiene nada que ver con una pérdida de capacidad profesional, sino simplemente circunstancial.
Una forma positiva de afrontar esta situación es ser resilientes, y plantearlo como una posibilidad de mejora, ordenar las prioridades y «reinventarse» para resolver el problema y posicionarse en mejores condiciones. El aprendizaje y la formación continua son básicos para esta reorganización personal, ya que «aprender a pensar» es la clave para demostrar de qué pasta estamos hechos.